No a las subvenciones

Hace unos días en la bitácora de Libertad Digital se planteaba el caso de la publicidad de una entidad bancaria utilizando las Ayudas PAC como reclamo e invitando a la inactividad.
La clase política mueve su circo de subvenciones exclusivamente impulsada por el afán de poder. Cambios en esta forma de hacer política son sólo posibles, si los consumidores, los contribuyentes y los trabajadores en las empresas no subvencionadas, es decir, los perjudicados, son capaces de encontrar un vehículo a través del cual puedan exponer sus demandas.

En Alemania, por ejemplo, el total de todas las subvenciones asciendó en el año 2004 a aproximadamente 137,6 mil millones de EUROS. Mientras, los ingresos por impuesto sobre la renta y salarial aportan cada año alrededor de 123 mil millones de EUROS al Estado. Está claro que sería posible disminuir radicalmente la carga fiscal a través de la supresión de subvenciones. Es necesario no obstante tener en cuenta que solamente una parte de las subvenciones se producen con cargo a los gastos verdaderos del Estado, el resto se calcula basádose en los ingresos fiscales no contabilizados a raíz del disfrute de ventajas fiscales. Cuando se habla de reducir las subvenciones, los socialdemócratas prefieren siempre acomodar tal medida a una subida efectiva de los impuestos. Ésta se da de hecho, porque fundamentalmente, las actividades desgravables dejan de serlo.
Desde el punto de vista liberal, la supresión de las subvenciones no debería conllevar un aumento los ingresos del Estado. Cada descenso de las subvenciones debe pues realizarse al mismo tiempo que un descenso similar de los tipos impositivos.

La supresión de las subvenciones sólo es posible si tiene lugar de un gole, provocando una pequeña catársis en algunos sectores, pero que, si va a compañada de descensos apreciables en los tipos impositivos, ahorraría años de tensiones sociales.

Un ejemplo fantástico de supresión de subvenciones nos lo da Nueva Zelanda, donde en una situación de crisis un Gobierno socialdemócrata eliminó repentinamente las subvenciones a la agricultura, que hasta entonces habían sido considerables. Se hizo en contra de miles de manifestantes, protestas contínuas y guerra social. El Gobierno permaneció no obstante firme y resultó que la agricultura sin subvenciones era más productiva que antes. No se llegó de ninguna manera a la quiebra prevista del sector agrícola neozelandés. Es más, hoy en Nueva Zelanda el número de trabajadores en la agricultura supera de largo la media internacional. Los sondeos de opinión prueban que apenas un agricultor desea volver al sistema anterior.

En otro orden de cosas : la Unión Europea va a gastarse 72 millones de Euros en una nueva campaña « divulgativa » contra el uso y el abuso del tabaco. Una muestra más de cómo, con nuestro dinero, los estados se mantienen en su quehacer intervencionista y liberticida. Digo esto porque la campaña está diseñada para apoyar las nuevas leyes por las que se limita el uso del tabaco, dando por sentado que los fumadores somos unos incivilizados y unos maleducados, incapaces de respetar a los no fumadores si no es con la maza de la ley. Gracias por la muestra de confianza en los ciudadanos.

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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